Antes de los airfryers, las vajillas eran uno de los típicos regalos promocionales que hacían los bancos. Haz esto y te llevas una vajilla, contrata esto otro y llévate un juego de sartenes... Utilizamos este cliché para que la gente domiciliara su nómina ofreciendo esta vez "La vajilla más deseada del mundo". ¿Qué la hacía tan deseable? Pues que para conseguirla tendrías que recoger cada juego de bol, plato y plato de postre (6 en total) en un destino diferente del planeta. Bajo un aparentemente aburrido regalo se escondía el sorteo de un viaje alrededor del mundo con escalas en Bora Bora, Nueva York, Los Ángeles, Sidney, Londres y Singapur.
Este proyecto arrancó en modo reto: necesitábamos una ceramista, las piezas "bizcochadas" y un ilustrador disponible en pleno agosto. Lo conseguimos todo, hasta un ilustrador, especializado en hacer monstruos para videojuegos, que aceptó el encargo. Sacándole totalmente de su zona de confort, trabajamos él y yo mano a mano, para terminar las "calcas cerámicas" a tiempo, con un estilo moderno y cool que hicieran que esta vajilla fuera deseable en sí misma, con o sin el mega viaje.